Para mí, este ha sido un año maravilloso, lleno de altas y bajas como muchos otros. Cada día que he dejado atrás de este calendario me han hecho crecer, aprender, conocer, en fin, evolucionar.
Admito que hubo días que quise nunca llegaran, sin embargo, ahora los veo lejos en el tiempo y me digo “que tontería fue eso”. Tal vez me he quejado de algunas cosas que me ocurren, aunque como dicen, pasan por algo. Tan solo hay que saber mirar en retrospectiva cada una de las puestas de sol para encontrar el aprendizaje de ello. El marco de esa fotografía es una noche tan espléndida como la última del calendario.
Luego de ello decidimos mejorar, replantearnos metas, crear nuevas desde cero, incluso hacer “borrón y cuenta nueva”. Todo es posible en cada una de las doce campanadas, las cuales nos señalan nuevos caminos abiertos para ser recorridos.
Esta vez no idealizaré lo que pretendo hacer con el nuevo año entrante, pues esta es la oportunidad de apreciar cuantas cosas no planeadas han ocurrido días atrás.
Ya el año está por terminar, doy gracias por no haberlo desperdiciado. Siempre hay algo más por hacer. En consecuencia está el 2010, para lograr las cosas mucho mejor de lo que las pude haber realizado.
Como dije este año que termina está marcado por altos y bajos. Cuanto pudimos reír en la cima del mundo y cuanto hemos aprendido al fondo del abismo. Por todo esto les deseo un Feliz año 2010, que la alegría, salud y paz invadan su calendario.